miércoles, 27 de junio de 2007

Estamos mal, muy mal...

Estaba yo tan ricamente, dando cuenta de un café con leche y media con aceite, tomate y york, mientras cumplía con el ritual de ojear y hojear el periódico. El "20 minutos", que para lo que hay que leer, mejor si es gratis.
Huyendo de las malas noticias que cada día inundan la prensa, y saltando por los inverosímiles titulares que este tipo de periódicos nos ofrece:
"La legalizan al denunciar a su ex-jefa"
"Chaparro asciende al Betis B"
"Lactancia para primerizas"
"En diez años he tenido dos o tres orgasmos"...
Espera, ¿qué es esto? Coño, un consultorio sexológico. Siempre me ha llamado la atención el mecanismo mediante el cual alguien decide escribir a un periódico a contar su problema sexual. Y mirad lo que encontré...

"Mi testículo izquierdo es más pequeño que el derecho, y una vena que une el testículo con el pene está como hinchada. Además, el pene se me desvía hacia la izquierda. ¿Qué me pasa? (Miguel Ángel)"

Ea. Un huevo más grande que otro (qué tragedia, Miguel Ángel...) y una vena hinchada como causa probable de que el pene tenga tendencias comunistas. Qué mal, qué mal está el patio... pero ahí no queda la cosa, no. Mirad la contestación del periódico, digna del Doctor House:

"Es muy corriente que los testículos sean de distinto tamaño. También es normal que el pene se tuerza. Lo que ya no es tan normal es esa "vena gorda"; puede tratarse de una hernia y a veces algunos cánceres de testículo también se presentan como un bulto o un engrosamiento apreciable al tacto. Visita a un urólogo."

Vale ya ¿no? Joé, que al pobre muchacho le han dado el día, seguro. Vamos, a mí me han dado el desayuno, por empatía. Eso no se hace, coño, lo han acojonao (literalmente). Menos mal que al final lo arreglan con lo más sensato del mensaje (visita a un urólogo), que es lo que había que decirle al chaval sin más, y si me apuras, es lo que el tontoelculo de Miguel Ángel tenía que haber hecho, en vez de escribir a un periódico, y provocar que todos los Miguel Ángel de España (yo conozco a unos cuantos) sean ahora sospechosos de tener un huevo más grande que otro, la picha torcida a la izquierda, y una vena gorda...

Qué barbaridad.

domingo, 24 de junio de 2007

Una mente despejada


Acabo de ver una película de Woody Allen. Hoy le ha tocado a Alice, pero podría haber sido otra. Resulta estimulante que haya cerebros encargados de estimular a los demás. Claro que esto describe un círculo lógico, pero así es. Dicen los "curristas" que valía la pena aguantar diez ¿o eran cien? corridas infames -ellos nunca utilizarían este calificativo- de Curro Romero para por fin, una tarde, ver al maestro destapar el tarro de las esencias. Así es como se expresan los curristas. Yo no tengo nada claro el asunto este de los toros, pero de eso hablaremos otro día.

El caso es que para mí vale la pena aguantar media hora de película aparentemente lenta y sin un rumbo claro, para, de repente, encontrarte ante un derroche de originalidad, genialidad y todas las "-alidades" que queráis proponer.

Fantástico, eso de volverte invisible. En la Peli, Mia Farrow (Alice, a la sazón) se vuelve invisible gracias a unas hierbas que le suministra un peculiar y oriental doctor. Hasta ahí, todo normal, nada nuevo. Pero que ella se sirva de esas hierbas para volver invisible a su amante y poder pasear a plena luz del día por Nueva York besándose y dejándose llevar por sus impulsos cariñosos delante de todos ¡que no a la vista de todos!, es un tour de force sólo al alcance de mentes despejadas.

Claro que esa invisibilidad también tiene un lado oscuro... le permite enterarse de que su remilgado marido le es infiel, o de que sus "amigas" la despellejan viva a las primeras de cambio. Por si fuera poco, permiten al amante colarse en la consulta del psicoanalista de su ex-esposa, y enterarse que ésta sigue locamente enamorada de él, a pesar de que fue ella quien le dejó. Él comprende que ha llegado el momento de volver a intentarlo con su ex, y se deja de rollitos con Alice. Joder con las hierbecitas del doctor.

Ahí no queda el asunto. El doctor suministra a Alice otras hierbas que inducirán irresistiblemente a quien las tome a enamorarse de ella. Pero Alice debe elegir: ¿debe dárselas a su marido, y conseguir que todo vuelva a ser tan idílico como era, o a su amante, para revivir su pasión?

Para colmo, música de Duke Ellington.

Por favor, que eleven a Woody Allen al Olimpo. Y si no, que lo clonen, como a Dolly. Dooly Allen... podría sonar peor.